SERÉ DUEÑO DE MIS EMOCIONES.
Somos la marea del mar, que sube y baja, Mis estados de ánimo subirán y bajarán. Eso no se me hace raro, porque en la naturaleza todo cambia. Si por las noches me persigue el llanto, por la mañana me visitará la alegría. Mis emociones son como los asientos de una rueda del parque: un rato bajan a la tristeza y otra suben hacia la alegría. Pero si no domino mis emociones me llegará el fracaso. No quiero demostrar ni demasiada alegría ni demasiada tristeza.
Recordaré que una persona es tanto más grande cuanto más pequeñas son las cosas que la hacen disgustarse y andar triste.
CADA MAÑANA TENGO QUE HACERME ESTA PLAN:
Si me siento triste y deprimido cantaré. Si me siento inferior vestiré mis mejores prendas. Si me siento incompetente recordaré éxitos del pasado. Si me siento insignificante recordaré los grandes triunfos que Dios puede proporcionar a los que en Él confían.
Ni ojo vió, ni oído oyó las maravillas que Dios tiene preparadas para los que lo aman.
Si se apodera de mí la confianza excesiva, recordaré mis fracasos. Si me siento orgulloso, recordaré un momento de debilidad. Si soy dueño de mí mismo, seré grande. Si controlo mis estados de ánimo voy a triunfar. Recordaré que el ánimo de los demás es cambiante. Por eso no me desanimaré por una repulsa ni por dos.
El conocimiento de este secreto será la llave que abrirá las puertas de muchos éxitos.
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