EXITO PERSONAL

miércoles, 31 de agosto de 2016

HACER SACRIFICIO - QUINTA LEY DEL ÉXITO
Hacer los sacrificios que exige el ideal que uno se ha propuesto. Es lo que se llama: la equilibrada compensación, y consiste en pagar lo que cuesta el éxito.
Y este precio es doble: 1. Un trabajo perseverante y persistente que nos conduzca hacia el fin que nos hemos propuesto y 2. Un sacrificio de todo lo que sea contrario al bien que deseamos conseguir: deseos, sentimientos, comodidades, estados mentales o emotivos que amenazan con estropear, obstaculizar o anular el propósito que nos hemos fijado, todos deben ser sacrificados.
Es necesario pagar un precio: Ese es el resumen perfecto que los antiguos hicieron acerca de lo que hay que hacer para obtener un ideal.
Los griegos narraban ya hace 25 siglos que la divinidad le dijo a la criatura humana: ¿Quieres éxitos? Con mucho gusto te los daré, pero me tienes que pagar el precio de cada uno.
Quien verdaderamente desea lograr el triunfo, la coronación de sus ideales, tiene que no vacilar en dedicarse a pagar lo que ello cuesta, en trabajos, penalidades, esfuerzos, renuncia a todo lo que se oponga y retrase el logro de su buen deseo.
No podemos gastar en deseos inútiles y en antojos de segunda clase el combustible que necesita nuestra voluntad para llegar hasta el ideal que trata de conseguir.
¿Qué hace el vinicultor para que la mata de uva le produzca una excelente cosecha? Apenas recoge los racimos se dedica a quitarle a la planta las hojas y ramas inútiles. Es necesario sacrificar todo ésto para que la planta concentre sus energías en las raíces y se dedique a producir la cosecha que se espera. Si no, le puede pasar como a aquella higuera o árbol frondoso al cual Jesús fue un día a buscar frutos y sólo encontró hojas y más hojas. El señor maldijo aquel árbol por haber gastado toda su energía sólo en hojas, y la higuera se secó. Es la historia de tantos que pudieron triunfar y se quedaron alelados, distraídos en pequeños deseos, en boberías, en hojas de actividades que no eran el fruto que su ideal les proponía. Se distrajeron por el camino jugando con arandelas y se quedaron sin llegar al tesoro del éxito. 


PREGUNTAS MUY FRECUENTES: Buenos es preguntarse... ¿qué será necesario que yo sacrifique para que pueda llegar a conseguir mi ideal? ¿Qué inclinaciones de mi naturaleza debo refrenar? ¿Qué debo sacrificar de mi naturaleza emocional para llegar a lo que sí en verdad vale? ¿Qué actividades secundarias me quitan tiempo y energías que debería más bien encaminar hacia la consecución de la meta que me he propuesto?

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