EXITO PERSONAL

jueves, 25 de agosto de 2016

PRIMERA LEY DEL EXITO

La gente para expresar lo importante que es tener ideales bien definidos dice "Es preciso saber exactamente qué es lo que se desea ser o conseguir".
Cuanto más claros y definidos sean los ideales, propósitos o fines que uno desea conseguir, mayor será la potencia mental que nos empuja a obtenerlos.

Marden dice: "Los grandes realizadores trabajan poco con sus manos. Casi todo lo fabrican con el pensamiento. Planean, sueñan, idealizan... y luego sí les llega la realidad del triunfo. Muchos no vencieron nunca su pobreza material porque no fueron capaces de vencer antes su pobreza mental. No pensaron y por lo tanto no triunfaron. Muchos fracasaron porque no tuvieron ideales.  

Es imposible ponderar debidamente la importancia que para adquirir éxito y personalidad tiene el proponerse un ideal definitivo y amar ese ideal. Conocer con exactitud lo que deseamos, es el primer paso que hay que dar, y el no saber exactamente qué es lo que se desea conseguir ha sido para muchos la causa de su fracaso. 

Uno puede ser enérgico y cumplir otros requerimientos, pero si no tiene bien definido el ideal que desea conseguir puede quedarse "varado" en mitad del camino.

Del sabio Einstein, inventor de la bomba atómica, dicen que era tan distraido que un día en un tren lo vio preocupado el cobrador y le preguntó: "Doctor, ¿qué le sucede? Ah, respondió el sabio: es que se me perdió el tiquete. Por eso no hay afán, le dijo el cobrador, yo no le cobro el pasaje". Sí, le dijo Einstein, pero lo grave es que ahora no sé para dónde viajo... Esto que le pasaba al distraído y maravilloso sabio. Le sucede a tantas personas: van viajando por la vida, pero no saben para donde... Quien carece de ideales definidos y no sabe exactamente qué es lo que desea ser o conseguir, viaja en el tren de la vida, pero no sabe para donde esta viajando.

Carecer de ideal es como disparar sin apuntar a ninguna parte. Es perder el tiempo. Vivir sin ideales fijos es como empezar a construir una casa sin planos ni medidas de lo que se va a hacer. No olvidemos que lo que la gente ha obtenido con éxito, antes que existiera como realidad conseguida, existió como ideal en la mente de los realizadores. Algunos han realizado mucho porque tuvieron poderosos ideales en su corazón.

Cuanto más fuertemente estén idealizados nuestros deseos en nuestro cerebro, más fuerza sentiremos para lanzarnos a conseguirlos.

Cuanto más claramente aparezca ante nuestra mente lo que deseamos ser o conseguir, más fuerza recibirá la voluntad para tratar de obtenerlo.

Los ideales nebulosos, indefinidos, producen propósitos vagos e inconstantes.

Quien desea hoy una cosa y mañana otra distinta, es probable que no consiga ninguna de las dos. "Quien mucho abarca poco aprieta", decían los antiguos, para señalar que no hay que dispersar la mente y voluntad en muchos ideales al tiempo. Hay que ir de uno en uno. El estar cambiando de ideales impide la concentración y enfoque de la voluntad y del cerebro, tan necesaria para llegar al éxito.

Hay que ir eliminando uno por uno los deseos inútiles, a fin de ir limpiando de malezas el terreno en donde debe crecer sano y vigoroso el ideal de lo que deseamos conseguir, porque así concentrada la atención en el deseo dominante y no teniendo que estar alimentando otros deseos sin importancia, podrá recibir toda la savia de energía del alma y llegar a producir frutos en abundancia.

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