EXITO PERSONAL

viernes, 12 de agosto de 2016

El cuarto elemento: DETERMINARSE, PROPONERSE CONSEGUIRLO. SIN DESANIMARSE, NI ECHAR PARA ATRÁS EN EL ESFUERZO.
 
El Cardenal Cagliero, que en su juventud estuvo siempre al lado del famoso educador Don Bosco, exclamaba: "En 35 años que estuve junto a este gran hombre, no recuerdo haberle visto una sola vez desanimado, desalentado o con ganas de echar pie atrás en sus obras. Las deudas lo acorralaban, los enemigos le hacían toda la guerra posible, las enfermedades se cebaban en su cuerpo, las dificultades eran cada día más grandes, sin embargo; su determinación, su propósito de conseguir lo que se había propuesto, eran tan grandes y su fe en el poder de Dios eran tan inmensa, que partiendo de la nada, de cero en economía y en ayudas materiales, llego a tener al morir más de 40 grandes obras educativas para niños pobres en diversos países. Se propuso conseguirlo y lo consiguió.

Quinto elemento: HACER LOS SACRIFICIOS QUE EXIGE EL IDEAL QUE UNO SE HA PROPUESTO.
Es lo que se llama: La equilibrada compensación y consiste en pagar lo que cuesta el éxito. Y este precio es doble: 1° Un trabajo perseverante y persistente que nos conduzca hacia el fin que nos hemos propuesto y 2° Un sacrificio de todo lo que sea contrario al bien que deseamos conseguir: deseos, sentimientos, comodidades, estados mentales o emotivos que amenazan estropear u obstaculizar o anular el propósito que nos hemos fijado; todos deben ser sacrificados.

¡ES NECESARIO PAGAR UN PRECIO!

Es el resumen perfecto que los antiguos hicieron acerca de lo que hay que hacer para obtener un ideal.
Los griegos narraban ya hace 25 siglos que la divinidad le dijo a la criatura humana: ¿Quieres éxitos? "Con mucho gusto te los daré, pero me tienes que pagar el precio por cada uno".

Quien verdaderamente desea lograr el triunfo, la coronación de sus ideales, tiene que no vacilar en dedicarse a pagar lo que ello cuesta, en trabajos, penalidades, esfuerzos, renuncia a todo lo que se oponga y retrase el logro de su buen deseo.

TODOS SOMOS ARQUITECTOS DE NUESTRO PROPIO DESTINO.



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